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N.P. (Banana Yoshimoto)

Es el primer texto que leo de esta autora y si lo pienso bien, creo que es el primer acercamiento a la literatura japonesa contemporánea. Los más puristas dirán que es un flaco favor el que me hago al acercarme con esta novela, lo cual afirmo por los comentarios que he leído sobre el trabajo de esta escritora. Lo más amable que se dice de ella es que refleja la idiosincracia de los jóvenes de su nación. Desconozco el espíritu de la juventud japonesa, tampoco conozco el país. Pero es ahí donde esta novela cobra dimensión para mí. Los detalles con los que describe los escenarios podrían ser los de cualquier ciudad, cualquier campus, cualquier playa.

Me gusta la forma tan simple con la que aborda y enlaza temas como el incesto, el suicidio, la melancolía y la desazón. La retórica la encontré en la segunda parte, la primera es muy descriptiva, pero a esas alturas ya había tomado sabor a la historia. Sobre todo, me encanta la forma en la que absorbe y contrasta esos sentimiento con el paisaje, transmite un sentido kinestésico de todas las cosas y espacios. Quiero decir que no se me hubiera ocurrido enfrentar el tema del suicidio con la calidez de una banqueta provocada por el sol del verano, la blancura de unas piernas, el aroma del mar, el tacto rugoso de la arena…de eso está lleno el relato. Y si lo pienso bien, no somos sólo pasiones, los seres humanos percibimos olores, sabores, sonidos, pero estamos tan ocupados y siempre con tanta prisa que nos perdemos de la belleza de la cotidianidad.

Esa es la fuerza que encontré en este relato tan sencillo, conjugar pasiones tan intensas y oscuras con el sencillo resplandor de un escenario luminoso. Hizo que de repente el incesto pareciera hasta normal y el suicidio fuera una dulce idea si se planea en verano.

Nota al margen: Debo agradecer personalmente el impulso que esto le dió a mi trabajo de tesis. En vacaciones de verano leí mucho sobre mi tema, pero al enfrentarme a la hoja en blanco, ésta resultaba tan intimidante y yo me sentía tan hueca de palabras. Sin no poco remordimiento tomé este libro -cuya lectura quede a deber por casi dos años a un par de buenos amigos- para relajar la mente…..¡y funcionó!. La sensibilidad, las palabras e ideas regresaron a mi mente y ahora estoy lista para comenzar a escribir ese capítulo de tesis, nunca más menospreciaré mi pasión por la literatura.